Los mejores vinos saben ser melodía pura, música en nuestra boca, electricidad en nuestros sentidos. Virtuosismo y pasión.

Son las 10 de la mañana. Estamos en Mendoza, Argentina. Mejor dicho, en Finca El Paraíso, el viñedo emblemático de la bodega Luigi Bosca. Nos reciben las melodías de un cello y de una especie de theremín artesanal que sabe ser percusivo, que sabe ser armónico. Algunas copas musicales, llamadas “arpas de cristal”, también emiten agudas melodías.

Gracias a sus virtuosos ejecutantes saldrán de ellos composiciones de Astor Piazzola, de Ennio Morricone, de Bajofondo y otros consagrados. El espectáculo sobrecoge, emociona, nos prepara para el deslumbramiento por venir.

Antes, una copa. Estamos en una bodega, en Luigi Bosca, y el vino es ineludible, después de todo, él es nuestro destino. Nos sirven un rosado de Pinot Noir que despierta y refresca. El día es soleado y pocas cosas mejores para recibirlo que un buen vino.

De pronto, una voz nos da la bienvenida. Es una mujer ataviada con prendas que se usaban a inicios del siglo XX, en Mendoza. Nos habla de Luigi Bosca, una bodega centenaria fundada en 1901, pero con antecedentes en 1890, cuando Leoncio Arizu, su fundador, llegó de España con la idea de continuar su legado familiar: hacer vino.

Luján de Cuyo, el valle mendocino, le trae reminiscencias de su hogar peninsular, y siente que ese es su nuevo lugar en el mundo. Su decisión fue sabia y trascendente. Por su visión, de allí salen algunos de los mostos mejor valorados de Argentina, unos vinos que hoy más que una marca resultan un emblema, representan una tradición.

el viñedo del paraíso

Con melodías en el corazón, vino en el cuerpo e historia en nuestra mente, empezamos el recorrido por la bodega, un lujo total, porque hoy más que lo ostentoso, el lujo está marcado por lo auténtico, por aquello que nos hace únicos, y eso significa lo propio.

Entendido esto, nuestra primera estación no podía ser otra que el viñedo. Nos entregan una Tablet y unos audífonos en donde escuchamos a Alberto Arizu padre, tercera generación de los Arizu en Argentina, quien nos habla de su vida, de lo que significó crecer en el viñedo, de su vinculación profunda con la tierra y el paisaje y la cultura mendocina y, sobre todo, con el vino. Nos impacta un relato épico, donde, montado en su caballo, cruza el vecino río Maipú, uno que, en su juventud, aún solía ser caudaloso.

Nos detenemos unos minutos para probar el segundo vino del día, un Luigi Bosca De Sangre Cabernet Franc 2022, línea nacida en 2021 gracias al trabajo de Pablo Cúneo, Head Winemaker de la bodega desde el año 2017. “De Sangre es el resultado de una búsqueda de lotes especiales con expresiones únicas. Se trata de una alianza entre la naturaleza y la mano del hombre. Un acto de co-creación que refleja el estilo de la casa y la interpretación del trabajo de Pablo Cúneo”, nos explican. Este Cabernet Franc es potente, poderoso y, a la vez, elegante, como el paisaje que nos rodea.

Los senderos por el que recorremos la bodega están llenos de olivos también centenarios, que los primeros Arizu, siempre pioneros, siempre visionarios, plantaron junto con las vides no solo para marcar el camino y otorgarles sombra a los caminantes, sino también para darles complejidad a los mostos y, por supuesto, para crear otra línea de negocios. Además, olivos y vides son cultivos hermanos, unos que se desarrollan mejor en zonas agrestes, desérticas. Una maravilla metáfora sobre los desafíos que nos plantea la naturaleza y, como al superarlos, nos hacemos mejores (y en comunidad, aún más).

Luigi Bosca también hace buenos aceites de oliva, sobre todo de la variedad Arauco, una que sabe ser elegante, precisa, poco picante; ideal para acompañar una pieza de pan o bocados sutiles, aquellos donde uno busca sutiles armonías, similares a la que comunica a los amantes que se entienden solo con mirarse.

En la segunda parada probamos Malbec 2021 de Finca Los Nobles, en Vistalba, un vino particular porque forma parte del catálogo que Luigi Bosca produce haciendo uso de la Denominación de Origen Controlada Luján de Cuyo, de la que también son impulsores. Gracias a su trabajo, esta DOC se creó en 1989 y, desde entonces, ha servido no solo para impulsar al vino argentino y resaltar su calidad, sino para poner en un sitial de relevancia las características que Luján de Cuyo les otorga a sus mostos: mucha textura, mucha fruta, mucho carácter.

Luego probamos un Luigi Bosca de Sangre Cabernet Sauvignon 2021, el pionero de esta línea. También hay que recordar que, antes que la incidencia en el Malbec, en Mendoza se hacía mucho Cabernet Sauvignon, siguiendo el estilo bordelés, como no, pues era la tendencia en el mundo. Este De Sangre es más frutado, con la dosis justa de madera y mucha expresividad, es decir, un vino que ha sabido recoger el legado de una bodega que tiene más de 120 años. Tradición en una copa.

Para terminar el recorrido por el viñedo, nada mejor que admirar el paisaje desde el estupendo mirador que tiene Finca el Paraíso: al fondo, la imponente Cordillera de los Andes; al otro lado, el río; a nuestros pies, los viñedos y los olivos; en mano, una copa. En el corazón, algo que podemos llamar dicha.

la cocina del paraíso

Pablo del Río es uno de los grandes cocineros de Argentina. Aunque nacido en Buenos Aires, en Mendoza su cocina encontró su lugar en el mundo. Llegó allí para asesorar a una bodega importante, pero fue en 7 Cocinas, el restaurante que montó en la ciudad de Mendoza, donde su talento despegó.

Lo bautizó como 7 Cocinas porque el lugar buscaba representar, con autenticidad y creatividad, las varias gastronomías de ese país inmenso, y hermoso, llamado Argentina, de Jujuy a la Patagonia, de los Andes al Atlántico. El resultado era notable y allí lo conocimos en 2011.

Trece años después, y con la sabiduría que otorga el paso del tiempo, lo encontramos en Finca el Paraíso, la cocina de Luigi Bosca que dirige desde 2022. La primera parada, el horno y la parrilla, es decir, una experiencia rústica, auténtica, bien argentina.

Los primeros bocados, de la mano de Pablo, vaya lujo, unas empanadas, unos tomates y pimientos y aceitunas en conserva, una focaccia de masa madre, aceite de oliva, chorizos caseros de cerdo sazonados con perejil, ají y hierbas de la finca y, como cierre a esta etapa de la degustación, un ojo de bife a punto previamente madurado durante 10 días. Para brindar por nuestro reencuentro, la amistad y su talento, un espumoso Luigi Bosca Brut Nature que, aunque elaborado bajo el método Charmat, resultó expresivo, vibrante.

Luego, ingresamos al restaurante donde se ofrece un menú degustación de cuatro tiempos, todos maridados con vinos emblema de la bodega. En esta travesía nos acompañó Belén Rodríguez, jovencísima enóloga que forma parte del equipo encabezado por Pablo Cúneo.

“Nuestro menú es la más íntima experiencia entre el lugar, nuestros vinos y las personas. Disponemos todo nuestro conocimiento en esta experiencia, recorriendo la cultura mendocina: desde la Cordillera de los Andes hasta los desiertos del norte, pasando por el hermoso oasis central de Luján de Cuyo y Maipú”. Así describen Pablo y su equipo la experiencia por venir, una que se renueva siempre porque, primero, es de proximidad y, segundo, estacional, pues, como también lo explican, “cambian los días, cambian las personas, cambia el menú”.

Primer plato, “El Río”, una trucha curada, papas andinas y yemas. “Acá renovamos la tradición con calidad”, nos instruye Pablo mientras nos sirve la trucha y, luego, agrega: “Disfrutar de una buena comida significa poner el tiempo en pausa, uno que dedicaremos al gozo, al disfrute”. Y eso, en efecto, hicimos. Prolongamos el placer con un Luigi Bosca De Sangre White Blend 2024, un vino cuyo carácter viene del Chardonnay (50%), la textura del Semillón (35%) y la frescura del Sauvignon Blanc (15%).

Segundo tiempo, “La Granja”, es decir, una carrillera de cerdo cocida durante varias horas, hinojo y zanahoria. “Acá no copiamos recetas. Hacemos un trabajo introspectivo. Nos miramos y valoramos lo que tenemos. Con ese amor propio nos enfrentamos a los desafíos que impone la cocina y sus insumos”, nos dice Pablo mientras la carrillera se derrite en nuestra boca. Como armonía, un Luigi Bosca Apuntes Cabernet Sauvignon 2021 proveniente del valle de Canotas, un tinto de una partida limitada ideal, por su sobriedad, para enfrentar las notas dulces de los jugos de la carrillera.

Tercer tiempo, “La Finca”, un homenaje a la tierra convertido en un cordero braseado acompañado por legumbres y hojas de parra. Bocado intenso, rústico, campestre, propio del paisaje de los Andes. “La comida y el vino deben encontrar un espacio de diálogo natural, uno que fluya sin artificios”, explica Del Río, mientras Belén, la enóloga, nos sirve un Luigi Bosca De Sangre Malbec 2022 de Paraje Altamira, una zona del Valle de Uco que ha ganado fama y prestigio por la consistencia, sofisticación y calidad de sus vinos. Un plato complejo y de muchas aristas necesitaba un vino a su altura.

Como cierre, “Conservas”, porque “conservar es también poner el tiempo en pausa”, repite Pablo… y tiene razón. En la mesa hay frutillas, hay remolacha, hay crema, y hay helados de damasco, pistacho y el argentinísimo dulce de leche. Como líquida armonía, en juguetona ronda, un Luigi Bosca Gewurztraminer 2024.

los vinos del paraíso

La experiencia debía ser total, así que, con el estómago lleno y el corazón contento, nos dirigimos a la hermosa casona de la finca. Allí, en uno de sus señoriales salones habilitado como sala de cata, probamos, de la mano de Belén Rodríguez, cuatro vinos representativos de los nuevos tiempos que, gracias al trabajo de Pablo Cúneo, vive la bodega, unos “de modernidad, visión innovadora y fresca, reinterpretando el estilo de la casa y reforzando el carácter elegante de los vinos que elabora”.

Por nuestros labios pasaron un Luigi Bosca Riesling 2024 proveniente de Finca Los Nobles, en Vistalba. Muy fresco, ligeramente fresco y expresivo. No hay notas a petróleo, como con los Riesling del Mosela, pero sí carácter.

El Apuntes Naranjo 204, un blend de Gewürztraminer y Viognier, resultó una sorpresa no solo por su ensamblaje, sino por los nuevos tiempos que muestra en Luigi Bosca, una bodega tradicional que hoy se moderniza y se atreve a hacer un vino naranjo, uno que es tendencia en el mundo. Este Apuntes es bonito de ver, bonito de beber y con mucha textura otorgada por la barrica vieja de quinto uso, y de 500 litros, donde reposa.

El Apuntes Cabernet Sauvignon 2021, una partida limitada que nace de la “libreta de apuntes” de Alberto Arizu es un vino más robusto, con paso de 12 meses por madera (barricas de 500 litros de segundo y tercer uso) que le dan expresividad al tinto y, a la vez, permitiendo que la fruta esté siempre presente. Un Cabernet jugoso, siempre serio.

Para cerrar, el ícono de la casa, Paraíso 2021. Las uvas de esta cosecha provienen, en su mayoría, del Valle de Uco (89%). Lo que hace Cúneo es elegir las mejores uvas de las distintas fincas de la bodega, y ensamblarlas. El Paraíso 2021 tiene 69% de Malbec, 26% de Cabernet Sauvignon y 5% d Merlot y Petit Verdot. Mucho carácter, mucho cuerpo, mucha elegancia. Un vino para vivir en él.

Empezamos nuestro recorrido por Luigi Bosca con música. Nos sentimos, como el nombre del lugar, en una Finca que le hace honor a su nombre, el Paraíso. Después de probar los platos de Pablo y los vinos de la bodega sentimos, como en el cuento de Monterroso, que el paraíso todavía estaba allí. Y espera por ustedes.