Jaione Camborda es una cineasta española de origen peruano. Su padre es peruano; su madre, catalana. En 2023, gracias a “O Corno”, la cinta que presenta en el Festival de Cine de Lima organizado por la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), ganó la Concha de Oro del Festival de San Sebastián, uno de los más prestigiosos del planeta. La cinta, ambientada en Galicia, en 1971, en la España franquista, cuenta la historia de María, una marisquera que ayuda a las mujeres en el parto. Tras intentar socorrer a una joven en apuros, tiene que esconderse de las autoridades, dejarlo todo atrás y huir del país. En su escape, María encuentra solidaridad femenina y se da cuenta de que no está sola y que, gracias a la ayuda de otras personas, podría encontrar su libertad.
Camborda estudió Cine en Alemania y República Checa. “O Corno” es su segunda película, que siguió a la también aclamada “Arima” (2019), que obtuvo el Premio a la Mejor Dirección en la sección Nuevas Olas del Festival de Cine Europeo de Sevilla. En esta charla hablamos de su cine y de sus vínculos con el Perú.
- Tu padre es peruano; tu madre, catalana. Vives en Galicia, pero naciste en San Sebastián y estudiaste Cine en Alemania y en República Checa. Multiculturalidad a mil…
- Creo que todas esas sensibilidades están en mí. Cuando fui adolescente tuve una crisis de identidad, pero con el tiempo fui comprendiendo que esa pluralidad era algo muy valioso. Esa celebración de la pluralidad aparece en mis películas, por ejemplo, a través del idioma: “O Corno” está filmada en gallego.
- ¿Qué la película haya sido filmada en gallego fue una barrera para su acceso a las salas?
- Lo que más dificulta es que en España todavía se doblan las películas. Es un tema muy enquistado y dificulta la proyección de películas en idiomas cooficiales que no desean ser dobladas. Esto no es un capricho, lo que deseamos es mostrar la lengua, la cultura del lugar donde se ambienta la cinta. Algunas salas, por eso, no la proyectaron, pero nosotros mantuvimos nuestra decisión porque creemos que es necesario que podamos escuchar otras lenguas. También hay una intención política de mostrar una cultura, una sensibilidad, porque sino uno termina creando una suerte de hipocresía, algo superfluo, falso, impostado. Mis personajes tenían que hablar en su idioma, porque era la lengua que, en 1971, se hablaba en los pueblos de Galicia. Por otro lado, yo creo firmemente que la pluralidad idiomática nos hace más ricos como seres humanos.
- “O Corno” ganó la Concha de Oro del Festival de San Sebastián…
- “O Corno” se desarrolla en Galicia y Portugal, en un ambiente rural y fue filmada en gallego, pero esa situación específica no entra en conflicto con mi condición de ciudadana del mundo. La temática de la película muestra nuestro lado animal, y está ubicada, claro, en un momento histórico y geográfico específico: es 1971 y en España gobierna Franco. En la cinta, los personajes están muy vinculados con la tierra, muy en contacto con nuestro lado animal. Además, esa época estuvo llena de prohibiciones, sobre todo para la mujer. Entonces, muestro qué pasaba cuando se ejercía esa falta de libertad, y pongo de manifiesto que situaciones como esa aún persisten. La ley sobre el aborto tiene pocos años en España, pero aún hay mentalidades retrógradas que quieren derogarla. En “O Corno” hablo de él, una decisión que le incumbe a las mujeres, pues se vincula con su cuerpo y su libertad, y lo hago porque es un tema que sigue sobre la mesa por esta ola conservadora mundial.
- Pero la historia tiene múltiples facetas, es poliédrica…
- La exploración primigenia de la película, su motor más importante, es una búsqueda –desde lo trascendental, desde lo poético, desde lo filosófico– de la capacidad de la mujer de dar vida y, claro, también de no darla. Esa es una decisión que la mujer toma sobre su cuerpo. Ahora, si nos centramos solo en el aborto, podemos ocultar otros elementos de la cinta: habla de eliminar las distancias entre nosotras, de eliminar las distancias geográficas, de eliminar las distancias entre la vida y la muerte.
- ¿Podemos hablar de un cine femenino?
- Respondo tu pregunta con un ejemplo: mi propia experiencia de dar a luz fue clave para plantear la película. Así supe cómo representar el parto con el que se inicia. Entonces, la propia experiencia determina la manera de cómo representas algo. En ese sentido, “O Corno” es una película desde la perspectiva de alguien que ha parido, que ha dado a luz.
- En el Festival de San Sebastián de 2023 competían tres directoras españolas y el jurado estuvo presidido por una directora francesa. Además, eres la primera directora española en ganar el festival…
- Al fin estamos teniendo la oportunidad de rodar, algo que se nos había negado en el pasado. Yo creo que había sed por parte de los espectadores de oír nuestra voz, de ver nuestro cine. Vivimos un momento muy bonito, pues se está incluyendo esta nueva mirada, esa pluralidad, porque, obviamente, el cine hecho por mujeres es muy diverso y complejo, con venas políticas, artísticas.
- ¿Qué haya una mayor presencia de mujeres es una decisión artística o política?
- Hay una sensibilidad mayor para con la igualdad. Entonces, se ha decidido que haya más justicia y que las mujeres puedan hacer su propio cine, pero, obviamente, que luego las películas funcionen o sean vistas o sean premiadas tiene que ver más con su calidad artística que con decisiones políticas. Claro, estas decisiones políticas han ayudado a equilibrar, a compensar, la estructura patriarcal que dificultaba que nosotras hiciésemos cine.
- ¿A los cineastas españoles que no viven en Madrid o Barcelona les resulta más difícil hacer cine?
- Tenemos un cierto problema de centralismo, pero por suerte podemos hacer cine en otros lugares. Cuando decidí irme a Galicia algunos me dijeron “cómo se te ocurre ir a la periferia”. Felizmente, se hace muy buen cine en Galicia, en el País Vasco, en Canarias y en otras comunidades, que están demostrando un poder creativo muy fuerte lejos de los núcleos habituales. Sí, es verdad, quizás nos cuesta un poco más llegar a las salas, pero es posible y, claro, también ayudan los premios.
- ¿Tu padre y tu familia viven el Perú como un espacio idílico o conocen de cerca sus problemas?
- El Perú siempre fue muy importante para nosotros. Parte de mi padre todavía vive acá. Por eso, se preocupó en hacer que conociésemos su cultura y la amásemos, que estuviésemos en contacto con nuestra familia peruana. Siempre veníamos en Navidad, y bueno, el Perú es mi segunda Patria, mi segunda tierra. Incluso, hasta hace poco, quisimos sacar la doble nacionalidad.
- ¿Has pensado en filmar en el Perú?
- No lo descarto, porque, al final, las exploraciones que uno hace en el cine siempre tienen que ver con nuestra vida, y el Perú forma parte de mi vida.
- ¿Qué sabes del cine peruano?
- No soy una conocedora, pero estoy muy contenta por participar del Festival de Cine de Lima. Veo que hay muchas películas peruanas, una especie de despertar. Sé que algunas se filman no solo en castellano, sino en quechua, en aymara, lo que demuestra que en Perú tenéis una riqueza idiomática absoluta y actual, no solo pasada. Es impresionante la cantidad de lenguas que tiene el Perú, y si el cine ayuda a ponerlas en valor, genial, pues eso los hace más ricos aún. También sé que se quiere aprobar una nueva ley de cine que recurre a la censura. Algo así debe combatirse. El cine, en realidad ningún arte, debe ser objeto de censura, y menos una censura previa.