San Isidro cada vez es más querible. Cómo no emocionarse con el lugar si sus calles mantienen la tranquilidad, la paz y la calma que son cuasi inherentes al distrito. Por ejemplo, caminar por el Olivar sigue siendo un placer, por sus amplios jardines, sus olivos centenarios y el aire puro que allí se respira.

A pocos metros del Olivar, en la calle Libertadores, está Manto Hotel Lima MGallery, un hotel boutique cuya sobriedad es una de sus máximas virtudes.

Es un hotel que sabe ser elegante sin verse pretencioso, y que muestra sus luces no solo en su excelente ubicación, sino también en su cuidado diseño y precisa decoración, en sus funcionales y cómodas habitaciones, en su cada vez mejor restaurante, en una barra que ha empezado a desarrollar una coctelería de autor, en una terraza para pasar tardes y noches enteras; en suma, un lugar para ir y volver una y otra vez.

MANTO TE ENGRÍE

Manto Hotel Lima MGallery es un homenaje a Lima, a su rico pasado, tanto colonial como republicano. Pero no es un homenaje nostálgico, al contrario, es una recuperación festiva de algunos elementos de nuestra cultura.

Su nombre alude al “manto”, ese aditamento femenino con el cual las limeñas de la Colonia se cubrían el rostro, pero siempre dejando libre un ojo, gesto que implicaba no solo coquetería sino libertad y una rebeldía que sabía ser irónica, irreverente y juguetona.

El rediseño del hotel estuvo a cargo de la arquitecta Ana María Villanueva. En las paredes se lucen cuadros de la artista Aisha Ascóniga y las muchas piezas de cerámica que decoran sus varios ambientes pertenecen a la artista Corinne Silva. Como vemos, en Manto hay arte, buen gusto y saben ser grandes anfitriones.

En nuestras 24 horas en el lugar, disfrutamos todas sus bondades. Primero, la de sus habitaciones, todas con camas King, colchones cómodos, una pequeña sala de estar, sillones coloridos y más, todo con el tamaño preciso para ser funcional, nunca invasivo o recargado.

Al ser un hotel boutique, cuenta con pocas habitaciones, las necesarias para que todos sus huéspedes se sientan mejor que en casa, con un trato cuasi personalizado y unos anfitriones siempre atentos a todas nuestras necesidades.

Al lado del lobby, Manto tiene una sala de lectura, una sala de reuniones y hasta un salón de eventos, de tal manera que sus huéspedes puedan recibir a sus visitantes con las comodidades propias de un moderno centro de convenciones.

manto te alegra la vida

Al lado de todo esto, se ubica Saya Terraza & Bistró, su renovado restaurante. Ocupa un salón principal y una de las mejores terrazas de San Isidro, amplia, luminosa, cómoda. La carta acaba de ser renovada gracias a la asesoría culinaria del competente chef Umberto “Tito” Salini, quien también dirige Lalá, un buen restaurante miraflorino.

Saya alude a una prenda femenina usada por las limeñas en los tiempos de la Colonia, pero en esta cocina han sabido darle una vuelta de tuerca, porque acá reina la creatividad y la libertad, una mirada al Perú y, a la vez, a algunas cocinas del mundo.

En Saya recomiendan su Hummus con entusiasmo, pero nosotros llevábamos mucha hambre así que pedimos unos langostinos al ajillo salteados con ajo, vino blanco, ají seco y perejil. Para recoger todos sus jugos pedimos doble porción de pan. Le sugerimos seguir nuestro ejemplo porque estos langostinos son ligeramente picantes. Y lo picante invita a continuar con el bocado, una, y otra, y otra vez.

Sus mollejas de ternera a la mostaza son crujientes, jugosas y tiernas. Vienen acompañadas con un sutil puré de manzana verde y salsa de mostaza. Las maridamos con un buen Pinot Noir y acertamos porque, repetimos, las mollejas son tiernas, nada invasivas.

En los fondos, no lo dude, exija en concolón marino: a la mesa llega una sartén de hierro en cuyo interior han logrado armonía tiernos y jugosos granos de arroz con un mix con los mejores productos que el mar ha provisto esta temporada: langostinos, calamares, conchas de abanico y más. Para hacer el cruz más logrado, chalaquita y alioli.

Como nosotros somos devotos de las carnes, pues cerramos con un steak frites, un clásico francés que incluye un filete de lomo fino, una salsa cazadora con setas ostra y papas fritas. Lo dicho, acá la gula está permitida.

La barra ha sido renovada gracias a la experiencia de Cecilia Monzón, una barwoman que ha pasado por Rafael, Mérito y otros lugares exclusivos. Una lograda muestra de su talento es Saya, cóctel que le rinde tributo al espacio y que resulta un galardón para quien lo bebe gracias a una refrescante mezcla que contiene Caña Alta (hoy llamado Salqa), Matacuy, piña, sirope de lima y ginger beer. Sí, refresca, pero también alegra la vida.

Otra joya es Vincet, aperitivo que lleva whisky Johnnie Walker Black Label, vermú rosso, bitter de cacao, Ardheg y toronja. Potencia a la vena.

También hay postres e inficiones y buen café, pero esa tarea de descubrimiento se la dejamos a usted. Anímese a atrapar la felicidad.


POR EL DÍA DE LA MADRE

Como el Día de la Madre está cerca, Manto ofrece algunos paquetes llenos de ofertas, opciones ´propicias para engreírlas y demostrarles cuánto las queremos.

Algunos paquetes incluyen alojamiento, desayuno y cena para dos y descuentos en el bar y en el restaurante, y también hay un “Almuerzo para el Día de la Madre”, donde se luce la propuesta de Saya, una que, ya lo dijimos, se inspira en el Perú y el mundo (con énfasis en el Mediterráneo).

Busque estas y otras ofertas en Instagram, en esta cuenta @mantototelmgallery