Miraflores siempre tiene espacios que nos sorprenden: una calle entrañable, un paisaje inolvidable, un lugar por conocer. Uno de ellos es el Hotel Aloft, un espacio abierto hace poco más de dos años que se caracteriza por su original diseño, espíritu contemporáneo, mucha buena onda y porque ofrece varias comodidades al alcance de la mano.

Desde fuera, lo que más llama la atención del edificio es un inmenso mural que cubre uno de sus muros exteriores. Es una obra conjunta de los artistas Conrad y Pésimo, quienes la rompen en el panorama actual del arte urbano peruano.

Según Vicente Flores, gerente de Aloft Hotels, el mural es una síntesis gráfica del Perú y su diversidad. Colorido, figurativo y gigante, la pieza de arte es un adelanto de lo que al interior del hotel encontraremos: ambientes abiertos, espacios coloridos, instalaciones divertidas, perfectas para un espíritu juvenil.

Flores, afianzando esta idea, nos dice que su primer cliente, ese que llegó el 16 de noviembre de 2019, cuando abrieron, fue un joven muy cool y desprejuiciado que usaba short, zapatillas, lentes de sol, una mochila, tablet y un celular de avanzada. Claro, posteaba todo, no solo por su vínculo irreprimible con la tecnología sino porque, por el diseño de cada uno de sus salones, el Aloft se presta a los selfies: por acá hay una pieza de arte; por allá, una llamativa barra de bar; al medio, una mesa de billar; al costado, una terraza desde donde mirar la urbe; unos pasos más allá, una piscina temperada y, a su lado, un gimnasio para mantenerse fit. Y siempre gente con mucha onda, para ver y dejarse ver.

CON ESPÍRITU COSMOPOLITA

Vicente Flores, con una amplísima experiencia en la hotelería, nos cuenta esta anécdota para graficar su “modelo” de huésped: “Tenemos un pasajero que, de tanto venir, ya se hizo parte de nuestra familia. Yo lo conocía porque lo había visto hospedarse en otros de los hoteles de la cadena. Es una persona acostumbrada a los hoteles de cinco estrellas, dentro y fuera del país. Nosotros no somos un cinco estrellas, tenemos cuatro, pero nuestro servicio es el de un hotel top. Por eso, un día conversando con el pasajero y ya en confianza, le dije que por qué se alojaba siempre con nosotros. “Vicente, porque acá puedo ser yo”, fue su respuesta. Esa es la cualidad que queremos transmitir, y que nuestros huéspedes han podido sentir, el que en el Aloft reina un clima de libertad, donde todos podemos ser auténticos, tal y como somos”.

Aloft Hotels es una cadena nacida en Estados Unidos, cuyo diseño quiere replicar los lofts neoyorquinos, tan apreciados por los artistas y la gente chic que por allá transita. 

“Somos una expresión estética urbana. Buscamos ser disruptivos, novedosos; audaces, divertidos y aventureros; vincularnos con el diseño, la moda y la tecnología. No pensamos en nuestros huéspedes en términos de edad sino en términos de estilo de vida”, agrega Flores.

En efecto, el espacio ha sido concebido para llamar la atención. Por ejemplo, su bar, llamado WXYZ en un travieso juego semántico que hace alusión a las diversas generaciones a las que buscan acoger, ocupa el espacio central de la sala del segundo piso. Antes de la pandemia, allí se servía una coctelería de autor que pretendía ser cosmopolita, con varios guiños a los clásicos cocteleros que son tendencia en Nueva York, Londres o Tokio.

Para afianzar su lado lúdico, al lado del bar hay una mesa de billas, colorida, llamativa, alegre. Algunos se atreven a jugar, pero su mensaje está claro: el Aloft es un espacio para escapar del mundo y sus problemas cotidianos y pasarla bien.

Otro de los pluses del lugar es su piscina temperada, bautizada como Splash, que tiene al lado una terraza al aire libre (llamada Backyard) ideal para descansar, para tomar una copa o para picar algo. Por la situación que vivimos, su aforo está limitado a ocho personas y, para disfrutarla, hay que reservarla con tiempo. Vale la pena. En estos días complicados, nada más relajante que nadar en una piscina que acoge y engríe, si es con él o ella, mejor. Y si a usted le gusta hacer ejercicios, pues en el mismo piso hay un gimnasio bien montado que hay que visitar. ¿Su nombre? Recharge. Mejor nombre, imposible.

Flores nos cuenta que el hotel tiene 164 habitaciones, divididas en cuatro categorías, y que su ocupación antes de la pandemia llegaba al 55%. “A pesar de la muy difícil situación, pudimos mantener nuestra ocupación en alrededor del 60% gracias a que acogimos, con tarifas solidarias, primero, a los peruanos repatriados; luego, a las empresas que han seguido operando y necesitaban alojar a sus trabajadores, y ahora poniendo énfasis en el huésped local, de Lima u otras regiones. No hemos descuidado nuestra relación con nuestros clientes corporativos, y también tenemos nuestras puertas abiertas para los extranjeros de los países vecinos que pueden llegar al Perú. Además, por nuestras comodidades, la piscina y nuestra oferta gastronómica, somos perfectos para familias, grandes o pequeñas. Recibimos con frecuencia a parejas con sus hijos, y mientras los adultos disfrutan de nuestra hospitalidad, los niños se divierten en la piscina o en la terraza”.

funcional, sabroso

La oferta gastronómica del Aloft Hotels es pequeña pero cumplidora. Primero hay que resaltar que, además de poder disfrutar de su carta en la propia habitación (con un eficiente room service), también es posible desayunar, almorzar o cenar en la terraza que da a la avenida 28 de Julio, en Miraflores.

Como bien dice Vicente Flores, el hotel parece haber previsto la pandemia por venir pues muchos de sus ambientes públicos son al aire libre. Así, es posible comer con tranquilidad, siguiendo los protocolos sanitarios inevitables, pues la tan mentada distancia social es siempre factible.

¿Qué recomendamos? 

Su cebiche es sabroso; su lomo saltado, bien presentado, tierno y jugoso, y su pasta larga con hongos, una explosión de umami en la boca. 

También hay varios guiños a la cocina peruana tradicional, y una oferta más amplia que incluye pizzas, hamburguesas, ensaladas y algunos postres.

El cocinero del lugar es Víctor Álvarez del Villar, chef hotelero con experiencia en cocinas del JW Marriott, el Tambo del Inka (Cusco) y el Hotel Libertador. “Queremos que acá se saboree el Perú”, afirma. Y tiene razón: la del Aloft es una cocina sin artificios, directa, sencilla, hecha para disfrutar sin complicaciones.

Lo dicho, Miraflores siempre tiene espacios para disfrutar y sentirnos únicos, el Aloft es uno de ellos.


VISITE:

Web: www.aloftlimamiraflores.com

Instagram: @aloftlimamiraflores