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Natalia Majluf: “Martín Chambi sigue siendo una fuente de inspiración”

Directora del Museo de Arte de Lima (MALI) nos habla sobre 'Chambi', la muestra antológica más importante realizada hasta hoy sobre el trabajo de este icónico fotógrafo peruano, cuyas imágenes del Sur Andino forman parte de nuestro imaginario nacional.

Publicado: 2015-11-09
Son días buenos para el Museo de Arte de Lima (MALI) y, por ende, para la cultura peruana. A la reapertura de su Sala Permanente, donde se exhibe, en obras, tres mil años de arte y cultura peruanas, se suma la reciente inauguración de 'Chambi', la muestra antológica más importante y trascendente realizada hasta hoy sobre el fotógrafo nacido en Carabaya (1891). Son cerca de 400 imágenes que no solo ven a Chambi como retratista sino como un curioso documentalista del mundo que le tocó vivir, y sus inserciones en el mundo de la etnografía, la arqueología, el fotoperiodismo y el arte. Una de las curadoras de la muestra es Natalia Majluf, directora del MALI, quien en esta entrevista nos da más luces sobre la obra de Chambi, un artista fundamental cuya influencia se siente aún hoy y, como sucede con los clásicos, trascenderá el tiempo. 

Martín Chambi es una figura icónica de la fotografía peruana y, aparentemente, muy conocida. ¿Qué más podemos decir de él a partir de la exposición que hoy vemos en el MALI?
Sobre Chambi hay aún mucho que decir. El MALI tiene como eje, con este tipo de muestras, no solo organizar una exposición, sino realizar una investigación profunda, sistemática y rigurosa, de la que nace un libro, que busca convertirse en una referencia sobre el artista. Lo mismo sucedió con las exposiciones e investigaciones que organizamos sobre el trabajo de José Sabogal y Fernando de Szyszlo, artistas peruanos de gran recordación, de inmenso reconocimiento público pero cuya obra resultaba, en el fondo, desconocida. Sobre Szyszlo, por ejemplo, no existía un solo libro con una bibliografía exhaustiva, con una cronología documentada, etcétera, elementos que nos permitiesen tener en un solo documento una visión en conjunto sobre su trayectoria. Y esto hemos hecho con Chambi y su obra, un libro riguroso que puede servir como base para construir algo nuevo sobre él y su trabajo.
Y eso sucede con la mayoría de nuestros artistas, tenemos un conocimiento superficial de su vida y obra…
Hay mucho ruido y pocas nueces. Si bien Chambi tuvo un reconocimiento internacional muy grande, hay que decir que la última muestra monográfica sobre su trabajo, sin contar la que hoy exhibimos en el MALI, fue en los 80, en la Sala Luis Miró Quesada.
¿Y la de Telefónica?
Aquella, como la que se exhibe hoy en el MALI, también la curamos Edward Ranney y yo, pero no pretendió ser una exposición monográfica sino una colectiva centrada en la producción fotográfica del Perú Sur Andino, sobre todo de Cusco y Arequipa. Por eso, podemos afirmar que más de una generación de peruanos desconocía la obra de Chambi.
Dicho esto, ¿qué tan grande te parece hoy?

A raíz de esta mirada en profundidad, Chambi hoy es, sin duda, un artista más grande, más importante. No sé si es más icónico, pues ya lo era con las representaciones parciales de su obra. Recordemos que las muestras anteriores reunieron como máximo unas 150 imágenes; ahora, en el MALI estamos mostrando casi 400 de un archivo de alrededor de 30 mil imágenes, incluyendo las de su estudio. El archivo fuerte de Chambi tiene como soporte las placas de vidrio y estas deben sumar unas 17 mil. Lo que más se conoce es su faceta de retratista de estudio y sus imágenes de la vida urbana de Cusco, sobre todo de los años 20, pero poco se ha explorado sus fotos de época, unas que él mismo exhibía pues las sentía representativas de su trabajo.


América Luna declamando (1920-1930)

Chambi exhibía en galerías, se sabía artista…
Claro que era artista, y lo sabía. Este aspecto también hemos querido  plasmarlo en la exposición. Sus primeras fotos las exhibió en un contexto artístico. Además, su entorno era, básicamente, cultural. Una de las grandes diferencias entre Chambi y muchos de sus contemporáneos es que si bien procede de la tradición del estudio comercial, también tiene clara la visión de su obra como artística. Eso sí, lo que lo hizo famoso internacionalmente –los retratos y las escenas cusqueñas– no fue lo que él privilegiaba de su obra, él le daba más importancia a los paisajes y las costumbres del Sur Andino, que estaban vinculados, por un lado, con el pictoralismo fotográfico y con el indigenismo que se impone en los años 20 a partir del pensamiento de José Uriel García cuyo libro, ‘El nuevo indio’, marcó la escena cultural cusqueña.
Es verdad, su trabajo se enmarca dentro del indigenismo...

Así es, pero también se ha querido minimizar esta faceta suya, llegando incluso a sugerir que no estaba en paridad con sus colegas indigenistas. Es muy claro –en sus obras, en su participación en las instituciones culturales más importantes del Cusco del siglo XX, en su relación con otros artistas y en cómo era considerado por la comunidad– que estuvo inmerso en el indigenismo. Además, sus amigos fueron José Uriel García, Manuel Domingo Pantigoso, Roberto Latorre, Francisco Lazo, Benigno Bañón Farfán, etcétera, figuras hoy quizás olvidadas pero claves en el desarrollo del Sur Andino. Sí, fue un artista autodidacta, no tuvo una educación formal, pero se hizo a sí mismo, y este es uno de los principales aportes de la muestra.


Calle Loreto, Cusco (1920-1925)

¿Qué otros aportes realiza la muestra?
Siempre se han incluido en sus exposiciones imágenes de su trabajo etnográfico y arqueológico, pero no de manera suficiente. Esta exhibición muestra a Chambi como el gran documentalista de la arqueología y la historia material del Cusco. Por otro lado, no hay otro fotógrafo, sobre todo en la primera mitad del siglo XX, que haya hecho un registro tan impresionante de la vida de los pueblos del Sur Andino y su entorno: personajes, fiestas, tradiciones, costumbres y más. La obra de Chambi es un documento valiosísimo en estas áreas que, por alguna razón, no ha tenido el peso que merece.
Chambi, con su trabajo, contribuyó como pocos a crear el imaginario nacional…
El impacto de su obra, incluso en su propio tiempo, ha sido mucho mayor de lo que imaginamos. Por ejemplo, si uno revisa Variedades, una de las revistas más importantes del Perú de los años 20, veremos que casi en todos sus números aparecen imágenes del Cusco y del devenir de la vida indígena hechas por Chambi. Hasta entonces, no se habían publicado fotografías de esa profundidad y calidad en nuestros medios de prensa. Por eso, siento que, en efecto, su impacto en el imaginario colectivo fue muy grande.
Chambi también fue fotoperiodista…
Fue corresponsal de Variedades y La Crónica. La amplitud de su registro es enorme. Todas estas facetas suyas no se negaron, pero no se hicieron explícitas y menos con una visión de conjunto, una que permitiese evaluarlo, tarea que hoy sí estamos realizando en el MALI.
¿Cuál fue su ‘etapa de oro’?
Su obra clave la produce en las décadas del 20 y del 30, repertorio que le sirve para fijar, instalar la imagen que tenemos del Cusco del siglo XX. Y en este proceso, como señala José Carlos Huayhuaca en un ensayo que aparece en el libro, no fotografía, no registra, deja fuera diversos elementos, por ejemplo, aquello que no se considera bello en un sentido tradicional: la pobreza, la violencia, la dureza de la vida, etcétera. Sucede que su idea de lo artístico difiere de la idea que, sobre este terreno, luego se instaló en el siglo XX.
¿Cuánto influyó el avance de la tecnología aplicada a la fotografía en el trabajo de Chambi?
Verónica Janssen publica en el libro un ensayo sobre los procedimientos y las cámaras que usó, y su conclusión es que, en lo técnico, no hay nada sorprendente. Fue un fotógrafo de su tiempo y se mantuvo al día: siempre usó las mejores cámaras: empezó trabajando con cámaras con placas y terminó tomando fotos de 35 milímetros.
¿Cuánto ha influido en los fotógrafos peruanos posteriores a él?

Mucho. La primera muestra que se hizo en Lima sobre su obra la organizó Fernando La Rosa en la galería Secuencia, en 1978. Esto significó todo un hito y marcó a una generación de fotógrafos peruanos que, hasta entonces, se habían formado observando sobre todo fotografía estadounidense. Chambi sigue siendo una fuente de inspiración para muchos fotógrafos y para muchos artistas más.


Créditos:

Retrato de Natalia Majluf: Percy Ramírez (cortesía de Perú.21).

Las imágenes de Martín Chambi han sido cedidas por el Museo de Arte de Lima (MALI)


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